Barril sin fondo
Es noche y cuesta dormir. El día ha estado cargado; ni la almohada, poncho y silencio ayudan a conciliar el sueño. Enciendo la tele y el zapping inicia en la eterna búsqueda de nada. Me detengo en uno que otro canal con la esperanza de encontrar algo lo suficientemente aburrido como para ayudar a anestesiarme el alma, pero me topo con canal 27 en donde transmiten una telemaratón y en realidad nunca imaginé que continuara al aíre. Vamos a ver, hace unos cinco años atrás creo que la vi por primera vez y según me contaron en ese entonces, ya tenia bastantes mas años de estar al aire.
La
tónica sigue siendo la misma. Un hombre con cabello envaselinado, traje
nítidamente escogido y a la medida, manicura, dientes blancos y reloj de
apariencia costosa es el encargado de dirigir el discurso con clara dirección a
generar culpa y obtener donaciones por cualquier vía. Con los ojos cerrados clama a los cielos para
que las personas que le ven, sean tocados por el “amor” y se sumen a la causa
para llegar a la meta. Un termómetro
situado en la pantalla, marca 30% con una barra roja lo cual hace creer que
efectivamente se encuentran aún muy lejos de alcanzar lo que se hayan
propuesto, lo cual no queda claro porque no lo menciona o lo anuncia en ningún
lugar. Ha de ser una de esas metas
infinitas, dignas de un ser igualmente infinito, al que le gustan las cosas que
no tienen fin. Un barril sin fondo celestial.
De
pronto, es interrumpido por un individuo que es llevado por una señora que lo tiene
cuasi abrazado. Su apariencia es
humilde: viste una T-Shirt con un emblema borroso, gorra blanca, pantalón de
lona y el calzado no se ve por el tiro de cámara escogido en ese momento. El hombre que dirige la hora de programa,
centra su atención en el individuo y le interroga sobre su comparecencia en el
medio. El misterioso invitado, empieza
diciendo que ha sido movido por el señor (seguro el de la tele), a llegar al
lugar a dejar un donativo por Q33 mil quetzales, unos 12 salarios mínimos en
Guatemala. El hombre no se ve adinerado,
sino más bien necesitado. Con lagrimas en los ojos discurre que el “señor” (ya
sabemos cual), le ha movido, que su vida ha sido tocada y quiere ayudar a la
causa (a saber cuál) e invita a todos los que le ven a seguir su ejemplo. El profeta, pastor o vaya a saber que titulo
ostenta, con gesto emocionado cierra los ojos, orando agradece e impone manos
sobre el anónimo donante quien parece estar en trance mientras es tocado por
una fuerza invisible que lo estremece.
Lenguas ánglicas salen de lo boca del “profeta”:
“zorabaya-babaram-zulu-ashram-kun cataplum”.
Parece que estas palabras tiene un poder mágico, porque el que ha
llegado a donar, llora con mas intensidad.
Ese
cuadro, inmediatamente me retrocede a la imagen que hace algunos años observé
en el mismo telemaratón cuando una mujer llegó a dejar su salario completo.
Había recién cobrado y a pesar de no tener para comer el resto del mes, en un
arranque de otra cosa que no puede ser sino locura, ha asistido
“voluntariamente” a dejar su único sustento.
En ese momento el argumento fue: “probar al señor en la ofrenda”. Otros mas llegaron a dejar incluso llaves de
carros, lavadoras, ropa, en un desfile interminable de estupidez.
Son
las 0:30 horas AM. Seguro se trata del reprisse de lo acontecido ese día en
Canal 27 ese día en tempranas horas. No
se si indignarme o dormirme. Y a todo
esto me pregunto. ¿gobernación departamental ha autorizado semejante evento que
ha durado ya años?. El Ministerio
Público aún sin denuncia presentada, de oficio y porque de plano le toca ¿por
qué no ha iniciado una investigación a este mecanismo de estafa? ¿Serán consientes las autoridades de esta
banda que opera a las claras y desde un medio de comunicación para expoliar a
personas inocentes? ¿Es acaso el respeto
a la libertad de fe suficiente argumento para no intervenir?
Habrá
quien defienda semejante abominación y se quiera escudar en la libertad de
credo/religión o en el derecho que asiste a cada persona de “regalar su dinero
a quien le plazca”. Pero eso, no es más
que otra forma de solapar y consentir un acto que es a todas luces fuera de
toda ética.
Cambio
de canal y a penas unos cuantos números
arriba del anterior encuentro un poco de soft-porn. Me da mucha risa, esos cableros tienen una
forma muy elegante de poner a la mano los opuestos. Apenas canales abajo podía comprar el cielo
con un donativo y ahora, mi alma mundana se pierde en un acto lésbico insinuado
en tomas con acercamientos difuminados.
Apago la tele…este mundo seguirá estando loco y Yo mañana tengo que
trabajar.
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