Héroes sin fondos

Se encienden las luces amarilla y verde en el techo de la estación y el timbre suena con una intermitencia que a cualquiera le dispara la adrenalina.  A muchos esto no les dice nada, pero para los Bomberos Voluntarios de Guatemala, esto es señal inequívoca que hay heridos por proyectil de arma de fuego en algún lugar y que ambas unidades disponibles deben salir.  Una voz se escucha por el parlante que está dando las instrucciones para llegar a la escena y mientras van corriendo a la ambulancia no queda mucho tiempo para ambigüedades.  La situación es de vida o muerte literalmente.  Es quincena, las calles están a todo lo que da el tráfico en la poblada ciudad que sueña con ser del futuro y que se debate con los mismos problemas urbanísticos y de violencia que en los años 80´s.  Mientras la ambulancia se zangolotea por los baches en las calles, esquivando a transeúntes y vehículos que impiden el avance, consumiendo uno a uno los segundos que se convierten en minutos que separan la llegada de la ayuda a la víctima que se debate entre la vida y la muerte.

Se llega a la escena del incidente y se bajan los del casco negro...."gracias a Dios que vinieron", grita una desesperada señora, que con los ojos llenos de lágrimas y rostro desencajado señala a un individuo que está bañado en su propia sangre.  Se le brindan los cuidados paramédicos en el lugar y una vez estabilizado se inicia es suplicio del traslado al centro asistencial.

Esta es una de las escenas que se repiten una y otra vez en Guatemala, una de las ciudades mas violentas del triángulo norte centroamericano en la que al menos 17 personas mueren violentamente.  Por si esto fuera poco, anualmente se realizan miles de traslado por enfermedad común de personas de escasos recursos que requieren del Benemérito Cuerpo de Bomberos Voluntarios este servicio.  Personas que no cuentan con los recursos para acceder a servicios privados de salud, mas o menos el 80% de la población Guatemalteca.  En un país donde abunda la pobreza, cualquiera llega a necesitarlos.

Con un presupuesto muy limitado, casi digno de caridad otorgado por el Estado Guatemalteco, se mantienen a las 131 compañías, mismo que cada año, se aboga ante el Congreso de la República para que sea incrementado.  El mismo presidente Perez Molina ofreció hacer algo para mejorarlo, sin embargo al momento de hacer las asignaciones presupuestarias no se concretó.  Una vez más, se les ha denegado el monetario para que puedan funcionar en mejores condiciones.  Ya en 2014 la institución atravesó una crisis presupuestaria que tuvo que ser paliada a finales de año con una asignación emergente. Pero esa marginal aprobación, no ha servido más que para cubrir el ya desfinanciado funcionamiento de la institución.


Hay quienes se enojan al verlos pedir en los semáforos, cuando en realidad les debería indignar que se les niegue los recursos para funcionar.  Pero a esos hombres y mujeres los mueve un profundo sentido de convicción no cabe duda.  Nacieron para servir y vaya si con su ejemplo, entrega y dedicación nos dan una cátedra de amor al prójimo; algunos hasta las lágrimas por no haber podido salvar una vida.  Ojalá tuvieran los dignatarios un poco de esa vocación de servicio y de sentido de patriotismo genuino, entonces si que Guatemala sería otra.

A los Bomberos Voluntarios le vuelven a faltar fondos...pero les sigue sobrando vocación.

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