Je ne suis pas Juan Luis Font
¿Está
la libertad de expresión en Guatemala en riesgo por los ataques a Juan Luis
Font y otros periodistas de su círculo cercano?
y ¿son los incipientes medios de Manuel Baldizón tan poderosos como para
poner en riesgo la libertad de expresión en Guatemala? Son dos preguntas
obligadas, entre otras tantas que debemos hacernos a quienes pueda interesarnos
en alguna media el debate que se ha intentado abrir en las redes sociales ante
las denuncias del periodista mencionado, por los supuestos ataques vertidos en
los medios asociados al candidato del Partido Líder. A todo esto hay que recordar, que los medios
en los que labora Font, son de Erick Archila, actual Ministro de Energía y Minas del gobierno del partido que nos acaba de regalar el color
naranja, como uno más de la limitada paleta de colores primarios. Saquen ustedes su propia conclusión de dónde
pudo el candidato de la corbata roja sacar la peregrina idea de fundar sus
propios medios de comunicación para hacer llegar a las masas su particular
verdad, además de atacar y demeritar a quienes percibe como sus adversarios
naturales, eso sí en un tono periodístico.
Los
medios de comunicación corporativos sean radio, televisión, digitales o en
papel periódico, son empresas y se manejan bajo el principio de generación de
capital. La verdad es un lema, o algo
aspiracional si se quiere, porque esa “verdad” (valga la redundancia), cuando
toca intereses realmente poderosos es acallada en función de la preservación de
la publicidad. Creo que estamos ante la
batalla de corporaciones que están en la disputa de un limitado espectro del
mercado (porque en Guatemala pocos leen) y que ese forcejeo, tiene matices que
se suben de tono, pero no dejan de ser simplemente eso. Al menos ahí, la libertad de expresión no
está en riesgo.
Caso
contrario con Pavel Vega , Axel Cruz, Norma Sancir, Sofía Menchú entre otros
tantos, quienes por su condición de periodistas rasos, no ameritaron un evento
de conferencia de prensa y reacciones de otros directores de medios de
comunicación. No, con ellos un par de Tuits, comunicados web y publicaciones de
Facebook alcanzaron. Total, son
empleados de la industria de las noticias, si les pasa algo hay otro montón en
el desempleo; son fusibles reemplazables. Cuando se mata, agrede o limita a un
periodista en el interior, ni su nombre se sabe, si no me creen escuchen o lean
las declaraciones de Gustavo Berganza el día viernes 16 de enero de 2015,
mencionó con detalle los nombres de los periodistas y directores de medios que
tiene relativa fama y no pudo pronunciar el nombre del corresponsal de Uspantán
el Quiché que también esta bajo la amenaza.
Vaya alguien a saber el nombre del comunicador quichelense, pero ese no
importa tanto ¿o sí?
Particularmente,
no comparto las formas espurias como ataques legales para silenciar o la
suscripción de artículos difamatorios en contra de nadie y menos, que se
intente limitar el derecho a expresarse libremente, pero insisto, no creo que
ese sea el caso con lo que ocurre con el “selecto” grupo de comunicadores. Estamos presenciando una batalla distinta,
nos guste no reconocerlo. Hubo otros
momentos en los que se esperaba una respuesta solidaria del medio de
comunicadores cuando otros periodistas han sido agredidos y en los que se ha
limitado verdaderamente el derecho a la libertad de expresión y el acceso a las
fuentes de información; solo faltó que se escucharan grillos en medio del
silencio de los medios.
Mi
solidaridad con tod@s las y los periodistas que se rajan el lomo que tienen el
infortunio de trabajar para las corporaciones noticiosas. Esos invisibles, a
quienes miran por encima del hombro los divos de la comunicación adláteres de los
dueños. A ustedes también mi respeto y admiración.
PS: El periodista de Uspantán se llama Oswaldo Ical Jom y su caso no es por Baldizón.
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