¿Qué se siente caminar?
Se baja de la silla y empieza a subir las gradas a rastras. Como quien no le tiene miedo a ensuciarse y a las bacterias del suelo, asemeja a un niño que se le ha dado la gana llevar la contraria a los padres y tirarse para retar al mundo haciendo las cosas diferentes. En ese tránsito hacia las alturas, se le ocurre una nueva hazaña: llevar la propia silla sin despojarse de la sonrisa, mientras habla con soltura y reflexiona para el grupo que le observa en silencio: "la silla son mis piernas". La vida nunca ha sido justa, pero pareciera que con otros se le pasa la mano. A unos les da felicidad o al menos motivos para serlo, a otros como fue su caso, polio, problemas económicos, sufrir de bullying y otras cosas más. Cuanto mas se adentra en la historia y cuenta como ha ido superando los retos extremos a los que se ha expuesto por su condición, menos parece tener una discapacidad.
Ha lustrado zapatos en la calle, pedido dinero en semáforos e incluso, ha cruzado la frontera buscando suerte, entre otras tantas historias que le acompañan. Lo que pudo convertirse en una tragedia y provocar que cualquiera se sumiera en una depresión profunda, a él le han servido como motivación para hacer lo imposible. Haciendo gala de rebeldía, ha llevado a su cuerpo al límite practicando deportes extremos. Ha corrido en su silla miles de kilómetros, escalado los volcanes mas altos de la región Centroamericana, realizado circuitos de obstáculos que a muchos sin discapacidad física ya le suponen un verdadero reto y todo por una buena causa: agenciar de fondos a una Organización Sin Fines de Lucro para dotar de implementos de estudio a jóvenes estudiantes de áreas rurales o urbano marginales con poco acceso a recursos u otras causas en las que pueda ayudar.
Haber alcanzado tantas cimas, lo ha llevado a compartir sus experiencias y a brindar charlas de motivación a grupos de distinta índole a los que seguramente impresiona la entereza y humildad con la que expresa su inmenso amor por Guatemala, su fe cristiana y voluntad inquebrantable por hacer las cosas y bien hechas. Cuando se le pregunta por qué hace las cosas contesta sin tapujos: Amor por mi país.
En algún momento de la charla, lanza una pregunta como dardo a la concurrencia, que por si fuera poco intenta contrastar su propia existencia contra lo que él plantea: ¿Qué se siente caminar? Un silencio llena la sala, en la que seguro muchos piensan ¿Que se siente ser tan valiente como Juan Carlos Perez?
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